martes, 16 de septiembre de 2008

Pegarle a los hijos carece de sentido

Educar o pegar
La práctica del castigo físico está fuertemente enraizada en nuestra sociedad en la que se ha trasmitido a través de las generaciones, pero eso no quiere decir que sea la mejor o la ideal forma de educar a un niño. Como padres, y dentro de una sociedad que cada día se preocupa más con la educación de los niños, debemos buscar alternativas más constructivas y positivas, que estimulen su desarrollo sano, y que nos haga sentir bien a todos. No queremos declarar culpables a los que usan el castigo físico como norma de educación. Solo queremos que despierten y experimenten para otras formas más constructivas de educar. El pegar no enseña, no educa, solo representa amenaza y sumisión a los niños. El castigo físico enseña al niño a tener miedo y a ser sumiso a tal punto de disminuir su capacidad para crecer como persona autónoma y responsable.

Por qué pegan los padres a sus hijos
Existen muchos motivos por los que los padres recurren al castigo físico:

- Porque lo consideran oportuno para la educación de sus hijos

- Porque lo utilizan para descargar sus nervios

- Porque carecen de recursos suficientes para afrontar una situación difícil

- Porque no poseen las habilidades necesarias para conseguir lo que quieren

- Porque no definen bien las situaciones sociales en las que las emiten

- Porque no consiguen controlar sus emociones

Si reflexionamos acerca de los motivos que llevan a los padres a pegaren a sus hijos, nos damos cuenta de que carecen de sentido. NO justifican a la sanción física, y no convencen como forma de educación. Los efectos que produce el castigo físico hacen daño a todos, a padres y a hijos. Por lo tanto su erradicación es una obligación ética.

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